domingo, 22 de julio de 2012

“Del por qué el acosador se hace con una cohorte de colaboradores frente a la víctima”

 

“Del por qué el acosador se hace con una cohorte de colaboradores frente a la víctima”
Calderón Berrocal, María del Carmen

ORP'2011 - IX Congreso Internacional de Prevención de Riesgos Laborales

 "Actas de la 9 ª conferencia internacional sobre prevención de riesgos laborales: 9 de noviembre, 10 y 11, 2011, Santiago de Chile", 2011. ISBN: 978-84-934256-9-2


ABSTRACT
Intentaremos explicar ¿por qué esto es así?, por qué el acosador se hace con una cohorte de colaboradores frente a la víctima; ¿por qué la gente, los compañeros de trabajo, los investigadores, en un acto de negación de sí mismos, empiezan a actuar desde el acosador y dejan de actuar desde sí mismos, desde lo que realmente harían si pudieran, si se atrevieran?.

Palabras clave
Acosador, víctima, autoamor, psicología, filosofía, análisis transaccional, colaboracionismo.

INTRODUCCIÓN

Acudiendo como ciencias auxiliares a la Filosofía y a la Psicología, el Análisis Transaccional, nos habla de que el autoamor es actuar desde uno mismo. Creer en sí mismo.

Como persona, el hombre es un valor absoluto, único e insustituible; esa parte es su ser le viene dada por su naturaleza; pero él tiene que añadir su contraparte, para ser honesto con su misma existencia. Y esto es, creer en sí y poner a rendir sus capacidades y sus valores al servicio de los demás. En definitiva, la sociedad nace para que los individuos se auxilien los unos a los otros, ese es su más básico y elemental origen.

La vida es un don, que siendo vida honrada y justa, es un don que devolvemos a los demás, como la energía, que positiva o negativa tiene efecto bumerang. La vida, el alma, que da origen a la existencia de una vida, ha sido definida por los expertos en la materia, como Antonio Blay, Jesús García Vadillo, Willillys Jäger, como un complejo o un conjunto de energía + amor + inteligencia. Según esto podemos decir que hay hombre COMPLETO, cuando al don que nos viene dado por naturaleza se añade el don del hombre mismo, su autoconciencia positiva.

El respeto a sí mismo

Pero … Y… ¿Qué significa actuar desde sí mismo?. Siguiendo a Jesús García Vadillo, diremos que si como, porque tengo hambre, actúo desde mi mismo, si como, porque otro me invita y no me atrevo a decirle que no, actúo desde el otro.

Actúa desde sí el que, tomándose en cuenta a sí mismo, halla dentro de sí su propia motivación.
Actúa desde los otros, el que, desvalorándose a sí mismo, tiene que ir a buscar la motivación de sus obras fuera, fuera de sí.

Actuar desde sí supone valorizarse a sí mismo, valorar la propia experiencia e historia y obrar desde ellas. Actuar desde los otros, como quiera que ello sea, supone haberse abandonado a sí mismo como poca cosa; supone de-preciarse como persona-centro de acción, rebajar la propia experiencia e historia y sustituirla por la experiencia e historia de los otros. El que actúa desde los otros, se está negando a sí mismo.

Génesis de la negación y traición de sí mismo

Y ¿Cómo es posible semejante traición a sí mismo?. Este fenómeno, extraño e inhumano, es resultado de un largo proceso de desvalorización de sí mismo y valorización de los otros, de negación de sí y afirmación de los otros.

¿Cómo se ha producido ese proceso autonegador?. La psicología moderna está estudiando este proceso y las enseñanzas de García Vadillo y los estudios de Carl Rogers y Abraham Maslow abundan en esta temática.

Un niño, está identificado emocionalmente consigo y sin la menor duda sobre sí mismo, actúa desde sí.
Pero pronto el niño descubre la importancia de la aprobación ajena, especialmente de las personas significativas, más fuertes que él, desde su psicología.

A medida que va creciendo en edad, esa aprobación es para él más y más importante. El Análisis Transaccional llama a esta necesidad, "hambre de aprobación". El niño necesita aprobación igual que necesita comida. El niño, busca la aprobación ajena, lo que significa para él empezar a depender de los otros, de los demás, del entorno; tener que tomar en cuenta, incluso muchas veces contra sus propias voces interiores, los gustos, criterios, valoraciones... de los otros.

En los primeros meses de su vida aprende todo y sólo, de su propio organismo. Ahí estaba el centro energético de su valorar y obrar. Ahora, empieza a depender también de los otros, y lo que los otros quieren, valoran, piden, es para el niño tan importante, en razón de la aprobación, como lo que pide, quiere y valora él mismo. Alabanzas y críticas son, desde este momento, valores tan decisivos como sus mismas necesidades orgánicas.

Como vemos está empezando el proceso, -insoslayable-, de abandono de sí mismo como centro único de valoración y, por tanto, de toma en cuenta de los otros. El niño ya no puede seguir valorando sus acciones solo desde él mismo, en virtud de la necesidad de aprobación, tiene que admitir dentro de sí a los otros.

Este proceso de socialización, de descubrimiento y toma en cuenta del otro es en sí mismo maravilloso; y necesario para el desarrollo sano y realista del niño. Pero supongamos que, junto con esa aprobación de los otros, aconteciese en el niño una depreciación de sí mismo, incluso hasta anularse a sí mismo como centro de actividad; entonces el proceso de socialización sería realmente "suicida". Entonces veremos que el niño se ha anulado poco a poco hasta llegar a su propia muerte. El niño lógico se ha suicidado. De otro modo, en la mente del niño los otros han llegado a ser tan importantes y dominadores, que sus propios sentimientos y pensamientos, quedan como dormidos en su pequeño yo infantil, como si no fuesen reales ni tuviesen valor; el niño se ha anulado, no vive desde sí, vive desde los otros, su yo personal ha muerto y ha sido sustituido por el yo de los otros.

Llegado a este punto advertiremos claramente que la persona, optando por una actitud “rebaño ovino”, ha dejado de ser ella misma, comprometida con sus valores, para no pronunciarse por ellos, en defensa de la víctima; y ha sido abducida por la personalidad invasiva del acosador@, que le infunde miedo, temor.
Pero deberíamos conocer algunas claves porque si atendemos a ellas, la autoestima, deviene a su lugar justo.

Más allá de la aprobación ajena, mas allá incluso de la autoaprobación falsa, que se forma llenando un ideal utópico, yo valgo porque soy, por mi simple existencia. Valgo porque soy; ya sea animal, vegetal, otros tipos de vidas…, nosotros, -además-, somos personas, lo que se supone el cenit de lo creado, de lo existente. Este es el principio que se debe atender.

El valor personal

El hombre es un valor único, irrepetible, preciado y precioso, nadie ha sido antes de él y nadie será él nunca, por esto es un valor absoluto en sí mismo. De lo que se trata es de querer ser el que se es, yo soy el que soy; y, por tanto, quiero ser yo mismo.

Nuestra labor en la vida es nuestra únicamente, somos un valor insustituible, nadie hará las cosas nunca como nosotros las hagamos, lejos de la corriente estandarizante social que pretende hacer números a las personas y hacer sustituible a todo el mundo. Mi tarea es mía y solo yo la puedo hacer. De hecho, si no la hago, para siempre quedará sin hacer. "Desde hoy hasta el fin de los tiempos nadie verá al mundo con mis ojos... Me propongo pues, aprovechar al máximo mi oportunidad", decía Leo Buscaglia.

Debemos recordar también la filosofía de Urs von Baltasar, que dice: “Tras el ser débil y esfumadizo, que es el hombre, se oculta UNA VOLUNTAD que afirma y confirma a la criatura, a mí y a tí, tal como somos … la criatura tiene que sentirse feliz de ser ella misma y dar gracias por su existencia …”.

Las reflexiones de Martín Buber le hacen pronunciarse así: “Cada uno de los hombres representa algo nuevo, algo que nunca antes existió, algo original y único. Es deber de cada uno reconocer que él, con sus rasgos particulares, es único en el mundo, que nunca antes ha habido otro como él, porque si hubiera habido otro igual, no hubiera sido necesario que él existiera. Cada hombre particular es algo nuevo en el mundo y es llamado precisamente a cumplir esa misión única, la tarea prevista de cada hombre es la actualización de ese carácter único, de sus potencialidades, nunca antes dadas; y no la repetición de algo que ya otro, incluso genio, había realizado”. Por eso es interesante recordar su filosofía y citarla aquí.
Comportamientos derivados de lo que en realidad es una traición a sí mismo.

Algunos empleados no dudan en realizar falsas acusaciones, el fraude, las mentiras aparecen como situaciones que socaban la moral del entorno e irritan a la jerarquía. Todavía peor si se dirigen frontalmente contra algún miembro del equipo de trabajo, ya estamos delante del moobing. Pueden darse los comportamientos que algunos denominan como “anti-jefes”, son antisistemas, anti organización, y atienden a prejuicios hacia los superiores. En ocasiones puede ser sujeto de acoso el individuo que no se una a estos antisistemas.

Recordemos los corrinches que se forman en algunos centros y cuyo objetivo no es otro que perder el tiempo entreteniéndolo con las críticas a la dirección y al compañero que no se sume a tales propósitos.

Esta persona se convertirá desde el momento en que tome posiciones distintas a las del resto, en el punto de mira, en el objetivo, en víctima de acoso laboral.

Algunos se han sumado por puro miedo a represalias, engrosando un rebaño ovino que se moverá al son que toque el elemento conflictivo en cuestión, que se ha convertido ya en acosador laboral; la víctima deberá estar segura que del rebaño no va a obtener más que muestras de sumisión al acosador.

En definitiva estamos ante un problema educacional de base. Las personas no saben comportarse, no saben respetarse a sí mismas y llegan a ser nefastas, queriendo o sin querer, para el objetivo del acosador, para la víctima.

Los comportamientos anti jefes, pueden ser comportamientos anti compañeros, si el acosador considera que media gran diferencia entre su víctima y él, diferencia al alza y que como no puede resolver limpiamente, el caso es dirimir la situación mediante el sistema de la hiena, que orina en la carne que no va a poder engullir, si yo no tengo eso, ten seguro que tú tampoco lo vas a conseguir, -dirá el acosador@-, o una vez conseguido lo estropeará.

El acosador@ siente envidia y este es el motivo de que por sistema y acompañado de grandes dosis de arrogancia, impertinencia, incluso autoritarismo, se obstinan en desacreditar, amenazar, generar prejuicios contra la víctima, a la que trata de engañar o desprestigiar; el acosador ha entendido esta relación como una rivalidad, que realmente no existe más que en su mente, pero cuyos efectos se dejan sentir profunda y amargamente en la víctima de turno, porque quien es acosador, -delincuente al cabo-, lo es en serie, repite sus esquemas y sus rituales con sucesivas personas en el tiempo, cuando termina su actuación con una víctima, bien porque termine con ella, o bien porque le sea imposible seguir molestando dado que la víctima ha podido granjearse el apoyo fuerte de alguien (un superior) o algo (la Justicia), empezará con otra, es una forma miserable de sentir placer que tienen estos seres patológicos.

Hay seres que también suelen apropiarse de medallas que no son suyas, buscando el protagonismo en todo lo que hacen y no asumiendo sus propios errores. Los superiores tienen aquí con estos individuos un problema, más que de rendimiento, de actitud. El individuo en este caso sí pretende alcanzar un rendimiento óptimo, más que óptimo, realmente, lo que busca es que su trabajo luzca, aunque no valga mucho; y como su bajo justiprecio, su baja autoestima, lo tiene siempre en un permanente estado comparativo, si alguno de sus “compañeros” rinde realmente y limpiamente, más que él, intentará crucificarlo boca abajo, lanzando su perfidia sobre el que, -ajeno totalmente a este tipo de conflicto-, se ha situado, -incluso sin pretenderlo- en una posición más óptima laboralmente hablando.

Los fallos en estas personas, en estos casos no existen, o parecen no existir, -aunque es muy probable que los resultados en el trabajo puedan ser correctos-, el sujeto es incapaz de verlos, es incapaz de admitir sus limitaciones y sus fallos; y tanto para jefes directos como para el “compañer@” en cuestión los efectos son devastadores.

REFERENCIAS
1. Maslow, A., Toward a Psychology of Being (1968)
2. Maslow, A., Motivation and Personality (first edition, 1954, and second edition, 1970)
3. Maslow, A., The Further Reaches of Human Nature (1971)
4. Rogers, C., Orientación Psicológica y Psicoterapia (1942/1978)
5. Rogers, C., El proceso de convertirse en persona (1961)
6. Rogers, C., El poder de la persona (1977)
7. Rogers, C., Orientación psicológica y psicoterapia (1978)
8. Rogers, C., Persona a persona (1980)
9. Rogers, C., El Camino del Ser (1980)
10. Rogers, C., La persona como centro (1981)

Patrimonio documental minero industrial. El Manual de CONSEJOS Para La Seguridad e Higiene en el Trabajo de la Sociedad Francesa de Piritas de Huelva en Valdelamusa, 1969

 


HASTIAL
An Iberian Mining Heritage Journal
Revista digital de Patrimonio Minero Ibérico
MTIEDIT ISSN 2174-2022